21 diciembre 2004
QUITO, Ecuador - "No vivamos más las apariencias de una Navidad sin Cristo, a fin de vivir bajo el conocimiento de Dios: Emmanuel, Dios con nosotros. Cuando la Navidad se mercantiliza y seculariza, como iglesias estamos llamados a rescatarla y devolverle su verdadero significado de paz y vida para cada uno de nosotros y nosotras. ¡Qué Dios nos bendiga en estas Navidades!"
Esto dice el mensaje de Navidad transmitido por la Junta Directiva del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y que con el título "Eranse unas fiestas llamada Navidad," suscribieron el obispo Julio César Holguín, presidente de la institución y el reverendo Israel Batista, secretario general.
La Navidad, dice el mensaje, es una de las manifestaciones importantes de religiosidad para los pueblos. Al mismo tiempo, una de las fiestas más secularizadas al ser cooptada por el mercado: un producto a consumir. Santa Claus es más citado que Jesucristo; las acciones caritativas toman el lugar del amor solidario; las tradiciones desplazan al compromiso de fe; lo superficial atrae más que el verdadero sentido de la fecha, advierte el mensaje del CLAI.
Los regalos ocupan el lugar de la entrega en el servicio; las apariencias importan más que la pureza del corazón; los fuegos artificiales llaman más la atención que el cultivo de la vida espiritual. Entre el consumo y las frivolidades se celebran unas fiestas con apariencia de Navidad, mientras tanto.., el mensaje del pesebre aguarda por ser proclamado, agrega.
El pasaje mesiánico de Isaías 11:1-9 es un recordatorio de lo que debe ser nuestro mensaje navideño: "Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová" (11:2), subraya.
Luego prosigue: "Dios con nosotros significa no solamente inteligencia, sino sabiduría para discernir el verdadero sentido de vida. No es el poder, sino el espíritu de consejo, de tomar decisiones correctas, de adoptar estilos de vida que nos santifiquen, de aprender a vivir en comunidad bajo el espíritu de amor. No es solamente el conocimiento, sino el vivir bajo el temor de Dios.
"El profeta nos desafía aún más: no son las apariencias, ni los regalos costosos, ni las propiedades, ni el dinero que poseemos lo que cuentan delante de Dios. Navidad es la esperanza que Dios juzgará con amor a los que son excluidos y con firmeza al injusto. No viviremos más bajo la justicia injusta del poder y de las apariencias, sino bajo la rectitud de Dios. La venida del Mesías coloca a la justicia como tema central.
"Al acercarnos a estas Navidades vivimos la inseguridad de nuestras ciudades, la violencia personal, el desarraigo de nuestros hogares, los horrores de una guerra sin sentido y los terrorismos marcados por influencias religiosas. En medio de esos conflictos y violencias escuchamos el mensaje idílico de paz del profeta. Navidad no es ausencia de conflictos, sino paz. El saber vivir la paz que Dios nos ofrece."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (ALC)
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