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Mujeres Evangélicas Contra Un Tratado De Libre Comercio

1 diciembre 2004
Por Manuel Quintero

QUITO, Ecuador - Es un trabajo de hormiga en pequeñísima escala, pero organizado y tenaz, el que adelanta la Red de Mujeres del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) en Ecuador para educar a las iglesias y al público en general sobre las implicaciones de un tratado de libre comercio entre este país andino y el coloso del Norte.

Un ejemplo de ese esfuerzo fue el panel realizado este martes 30 de noviembre en el templo de la Iglesia Evangélica Metodista Unida, que reunió a decenas de fieles de distintas congregaciones para escuchar y debatir las consecuencias económicas, sociales y éticas del planeado TLC entre Ecuador y Estados Unidos.

Alberto Acosta, destacado economista y funcionario del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS), inició el análisis señalando que la teoría según la cual el camino más idóneo para el desarrollo es el libre comercio, terminó convirtiéndose en un dogma. En verdad, ninguno de los países que alcanzó el desarrollo lo hizo por el camino del libre comercio, señaló.

Aseguró que el TLC busca extender y consolidar el dominio geopolítico de Estados Unidos sobre el continente para forzar reformas neoliberales en los países en desarrollo.

Pero lo que está en juego, dijo, no son solamente aspectos económicos, sino también de propiedad intelectual, privatización de los servicios públicos, sustanciales modificaciones a la legislación nacional para acomodar el derecho de los inversionistas extranjeros y pérdida de la soberanía.

Las negociaciones en torno al TLC están polarizando a la sociedad ecuatoriana: algunos partidos políticos, numerosos organismos de la sociedad civil y gremios productivos están en contra, mientras el gobierno y grupos económicos impulsan la firma a mediano plazo.

En una reunión con corresponsales el lunes 29, el presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez defendió el TLC como "un tema que busca oportunidades para los ecuatorianos" y "un gran reto."

Destacó que "obviamente hay que escuchar las dudas de los sectores más vulnerables como el sector indígena, el sector campesino, tenemos que capacitar a esos sectores."

"Estamos abiertos a discutir con los sectores políticos, explicarles y tratar de dar respuesta a las dudas que ellos tengan, estamos listos a desacelerar, ampliar los plazos para los sectores sensibles," expresó.

No obstante, según despachos de prensa, la cuarta ronda de conversaciones para la firma de un TLC entre Estados Unidos y Colombia, Ecuador y Perú que se inició este 30 de noviembre en Tucson, Arizona, continúa empantanada debido a la inflexibilidad de Estados Unidos en el tema agrícola.

Una representante de esos gremios opositores, la Dra. Juana Ramos, presidenta de la Asociación de Farmacéuticos del Ecuador, explicó en el panel las negativas consecuencias que la firma del TLC tendría para el acceso a la salud de la población, en un país donde apenas el 20 por ciento tiene seguro médico.

El TLC, señaló, permitirá a las grandes transnacionales farmacéuticas de Estados Unidos prolongar indefinidamente la vigencia de sus patentes, lo que no solo representa un abuso del derecho de propiedad intelectual, sino que retardará el acceso a los medicamentos baratos.

Por su parte, el teólogo Yattencie Bonilla, profesor del Seminario Sudamericano (Semisud), dijo que un tratado de libre comercio no es malo en sí mismo, pero que el problema radica en los principios éticos en que se sustenta.

La ética que debería presidir ese tratado, sugirió, es la que propuso Jesús mismo en el Sermón de la Montaña, una ética basada en el amor sacrificial, la intencionalidad del corazón y el ser humano como valor absoluto.

Sin embargo, no vemos en el TLC, tal como ha sido planteado, que Estados Unidos esté dispuesto a sacrificarse para fomentar la calidad de vida de los países pobres, comentó.

Por último, el ex sacerdote salesiano Eduardo Delgado, planteó algunos elementos bíblicos y teológicos que pueden iluminar la acción de los cristianos frente al TLC.

"Cristo es crucificado cada día y agoniza en los pobres, y los cristianos son en parte responsables porque desde hace dos mil años nos hemos preocupado más por rendir culto a Dios que por defender la vida," dijo.

Después de referirse a textos del Antiguo y del Nuevo Testamento para ilustrar la importancia de la justicia social en la tradición judeocristiana, citó las Bienaventuranzas para decir que otro mundo será posible cuando los cristianos vivan a la altura de las exigencias del Evangelio.

En respuesta a las inquietudes de la audiencia, los panelistas propusieron una agenda mínima para que las iglesias puedan contribuir al debate nacional sobre la pertinencia del TLC.

Romper la confidencialidad y secretismo con que se están desarrollando las conversaciones bilaterales, exigir transparencia a las autoridades, abrir espacios de diálogo para informar y recoger firmas para una consulta nacional vinculante fueron algunas de las acciones mencionadas.

Pero no debemos quedarnos en el rechazo, sino proponer alternativas, como la integración económica con los países vecinos que nos permitirán negociar con Estados Unidos en condiciones más favorables, señaló Acosta. Y concluyó: "No es solo decir no al TLC, sino decir sí a un país diferente."

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (ALC)


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Last Updated February 2, 2005